lunes, 7 de noviembre de 2016

Cirugía laparoscópica y operaciones endovasculares:


Como mencionamos anteriormente, el quirófano híbrido tiene múltiples aplicaciones clínicas en cuanto a disciplinas quirúrgicas. Una de ellas es en la cirugía laparoscópica. Esta técnica se usa para cirugías de vesícula biliar, ginecológicas e intestinal, como diverticulitis, colitis ulcerosa, prolapsos rectales, cáncer colorrectales, por mencionar alguna de las tantas operaciones que se pueden realizar con esta técnica. En una intervención normal, el cirujano realiza una sola incisión, en cambio este procedimiento consiste en una serie de incisiones de menor tamaño (0,5 a 1 cm) llamadas puertos. En cada uno de estos puertos se inserta un instrumento tubular, llamado “trocar” y a través de estos se pasan instrumentos especializados y una cámara llamada laparoscopio.




 El laparoscopio transmite imágenes de la cavidad abdominal de alta resolución a los monitores que se encuentran en el quirófano y por medio de estas imágenes el cirujano se va guiando para realizar la intervención. Además de esto, al iniciar el procedimiento, el abdomen se infla con dióxido de carbono, de manera de proporcionar más espacio al cirujano. Las ventajas que posee esta intervención por sobre la tradicional son varias. Por ejemplo al ser una intervención menos invasivo que la tradicional, debido a sus incisiones de menor tamaño, el paciente siente menos dolor, la recuperación es más leve y la cicatrización es mucho menor. Otra intervención de gran valor que se puede realizar gracias a los quirófanos híbridos son las operaciones endovasculares. La reparación endovascular de aneurisma (EVAR) es un procedimiento quirúrgico que se realiza dentro de la aorta mediante un tubo delgado llamado catéter de liberación. A diferencia de la cirugía abierta, que implica una incisión a lo largo del abdomen, la cirugía endovascular sólo requiere dos incisiones pequeñas en el área de la ingle. En esta operación se introduce un catéter de liberación y un stent a través de la incisiones que se C realizaron a nivel de la ingle.

 Usando rayos X y ultrasonidos para ver la situación exacta del aneurisma, el cirujano guiará el catéter de liberación a través del gran vaso del muslo (el vaso ilíaco) al punto del aneurisma en el abdomen. Al llegar al lugar del aneurisma el cirujano libera la endoprótesis del catéter en la aorta y esta endoprótesis se expande al tamaño adecuado para que esta encaje perfectamente tanto por arriba como por debajo del aneurisma. Finalmente el cirujano comprueba mediante los rayos x y ultrasonido que la endoprótesis haya quedado puesta correctamente.




 Esta intervención al igual que la recién mencionada posee una serie de ventajas por sobre la tradicional, como son su menor tiempo de recuperación al no ser una cirugía abierta (incisión de mayor tamaño), es menos riesgosa, ya que es menos susceptible a infecciones postoperatorias y además es una intervención mayor precisión.

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